LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EL MODELO CAPITALISTA LA INFLUENCIA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EL MODELO CAPITALISTA NEOLIBERAL

Los Medios de Comunicación masivos son cada vez más influyentes en el tipo de sociedad por el que transitamos. Es por ello que influyen decisivamente en la formación e información de los sujetos en cualquier área en general y en el campo de la familia especialmente…

El papel que ocupa hoy en día la información y sobre todo la información cotidiana en casa, a través preferentemente de la televisión y de Internet, nos lleva a reflexionar sobre el papel preventivo y la responsabilidad tanto de los políticos como de los profesionales…

Lo incuestionable es que hoy los medios (sobre todo la TV) son para los niños, y prácticamente desde el mismo nacimiento, parte fundamental y estructural de su vida: están con ella más tiempo que en una escuela que les resulta mucho menos placentera, y seguramente aprenden más allí respecto a la vida, costumbres y normas sociales.  Los educadores van percibiendo  la disminución de su peso educativo -quizás no tanto, aunque sustancial, en el suministro de conocimientos, sino sobre todo en las esferas mucho más importante de normas, ideales e ideologías, etc.-, y ven como los niños juegan a lo que les muestran los programas de moda, quieren ser como sus personajes, etc…

Los medios masivos de comunicación: 1) le dicen al hombre de masa quién es: le prestan una identidad; 2) le dicen qué quiere ser: le dan aspiraciones; 3) le dicen cómo lograrlo: le dan una técnica; 4) le dicen cómo puede sentir que es así, incluso cuando no lo es: le dan un escape”.

Es por ello que no constituye ninguna exageración afirmar que los medios son actualmente una verdadera “escuela” para la estructuración de los sujetos. Desde una perspectiva teórica psicoanalítica -y como parte de la relación hombre-cultura, no puede dejar de estudiarse y comprenderse su aporte a la conformación del Aparato Psíquico: son quienes más ofrecen en el señalamiento de una determinada visión de lo que se convertirá en principio de realidad (que, como es conocido, tiende a ir reemplazando al principio del placer de los inicios de la vida del niño, lo que permite la llamada socialización), y ofrecen constantes y múltiples modelos identificatorios, aspectos centrales para la constitución del Yo, además de mostrar de manera permanente qué es lo bueno y lo malo (con sus consecuentes premios y castigos), que se convierten en ejemplos para el Superyo. A esto deben agregarse técnicas para lograr lo que se indica, propuestas de cumplimiento de deseos, ofrecimiento de fantasías, etc.

En esta línea de pensamiento, ya en la década de los 50, Marcuse planteaba el problema: “El desarrollo social, que ha destronado al individuo como sujeto económico, también ha reducido al mínimo la función individualizadora de la familia en favor de potencias mucho más efectivas. La nueva generación es llevada hacia el principio de realidad menos por medio de la familia que por medios exteriores a ésta; la juventud aprende a conocer las formas de comportamiento y las reacciones socialmente útiles fuera de la protegida esfera privada de la familia. El padre moderno no es ningún representante efectivo del principio de realidad y la relajación de la moral sexual facilita el dejar atrás el complejo de Edipo: la lucha contra el padre ha perdido mucho de su decisiva importancia psicológica”. Y años más tarde continúa su idea: “Desde el nivel preescolar, las pandillas, la radio y la televisión establecen el modelo de conformismo y la rebelión; las desviaciones del modelo son castigadas no tanto dentro de la familia como fuera de ella y en su contra. Los expertos en los medios de difusión transmiten los valores requeridos; ofrecen perfecto entrenamiento en eficiencia, tenacidad, personalidad, sueños, romances. Contra esta educación la familia ya no puede competir”.

Uno de los aspectos a investigar es hasta qué punto las imágenes parentales no resultan de alguna manera devaluadas -y en caso afirmativo en qué medida y con qué alcances- en relación a los modelos presentados por los medios, modelos lejanos y que no ofrecen la protección y afectos concretos que los niños necesitan y sí brindan las figuras con presencia real.

El modelo neoliberal y sus premisas y valores hoy predominantes en gran parte del mundo constituyen, no podía ser una excepción, el principio de “realidad” que los medios difunden de manera absolutamente dominante con el objetivo de asegurar y/o mantener su predominio a través de formar sujetos congruentes con él. Como ocurre siempre, no sólo se difunden de manera positiva las supuestas ventajas para todos de este modelo y las desventajas de otras alternativas en mensajes manifiestos, sino también, y sobre todo, a través de expresiones que le son favorables en contenidos supuestamente apolíticos.

Si ya hace bastante tiempo, cuando estaba vigente el modelo capitalista de bienestar o populista pero no neoliberal, se presentaba la imagen del mundo como un mercado de mercancías, hoy esto se lleva a un nivel antes nunca alcanzado; máxime cuando este mismo modelo ha producido un retiro del Estado del control de los medios electrónicos y la absoluta posesión de estos por parte de, en general, pocos grupos nacionales o transnacionales que difunden sólo diferentes variantes de un contenido similar y poco o nada plural. Ideología basada fundamentalmente en tres premisas o, según Sánchez Ruiz, mitos: la libertad individual debe prevalecer sobre los intereses sociales o colectivos; el valor supremo del mercado, cuya dinámica llevará a un nivel social, político y económico superior; y el Estado como estorbo a los dos puntos anteriores.

 

J.C.P

INUPSI